Con brutal honestidad acepto que mi desesperación me cerró la mente,
solo quería estar contigo y nada mas me importaba, pero de manera
inesperada me entró en la cabeza pedir ayuda, en ello, cruzó por mi
cabeza mi profesor de música de la secundaria y le conté mi situación, y
me invito a un bar, donde su grupo tocaba. Decidí ir, no sabia que
hacer, tuve muchos nervios de pararme en un escenario con el corazón
roto. Un par de llamadas tuyas me animaron, escuchar tu voz fue mi
alivio, así que toqué, disfrute de la noche y todo salió muy bien. Es
complicado explicar como es que sucede esto, si fuiste tu quien decidió
que no debíamos estar más tiempo juntos ¿Cuál es el motivo principal? si
en esa llamada telefónica previa me hablaste como si nunca hubieras
dicho nada, se formó un dialogo entre dos personas que claramente se
quieren, porque así es, yo te quiero igual que siempre. Detalles tan
simples como esos me hacen pensar que el haber terminado fue un claro
error, ¿Qué mas pruebas necesitamos?... En fin, esa noche me di cuenta
de que tenemos algo en común que es fundamental, las personas asisten a
ese tipo de lugares a desahogar sus frustraciones haciendo cosas tan
ilógicas como beber alcohol, fumar tabaco, escuchar las mismas canciones
siempre. En cambio, no me sentí incluido, no me sentía a gusto, y así
eres tu también, sabes que ese tipo de personas tienen un enorme vació
que llenar y no mueven un dedo para cambiar la situación. Y presiento
que tanto tu como yo, estamos cambiando, por decisión propia, estamos en
un proceso de metamorfosis que nos cambiara de pies a cabeza toda
nuestra estructura que hasta cierto punto es toxica, y este sentimiento
de que nos encontraremos en el otro lado como personas realizadas lo
percibo más fuerte cada vez.
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